Este breve cortometraje surge de la urgencia de reflexionar sobre el pasado para entender dónde estamos ahora. Desde el principio de todo, una aventura nos lleva por los rastros que las civilizaciones han impreso en la historia: signos, idiomas y maneras de hablar que han formado quiénes somos como humanidad. A lo largo de su curso, el trabajo se sumerge en el mundo digital, donde los algoritmos toman el lugar de las expresiones y los monitores se tragan la esencia humana. Es ahí donde aparece la inteligencia artificial, ya no como un simple instrumento, sino como la que diseña un nuevo sistema, moldeando a las personas a su propio gusto. La creación de esta pieza viene de la preocupación por mostrar lo vulnerable que es nuestra formación y nuestro mundo ante un porvenir que no podemos predecir, ofreciendo un desenlace ambiguo que plantea la gran duda: ¿continuaremos escribiendo nuestra propia historia o seremos escritos por lo que nosotros mismos creamos?